Del pasado al futuro: La fascinante evolución de la curación emocional

14.07.2021

¡Viaja en el tiempo conmigo, hace 800 años, donde los problemas emocionales y el estrés tenían soluciones... interesantes! En Europa, si te sentías mal, el sacerdote local te echaría la culpa por desobedecer a Dios y te pediría ofrendas o rezos desesperados. Pero ¡cuidado si eras mujer! Podrías terminar convertida en una antorcha humana. En las aldeas, las curanderas te prometerían expulsar tus demonios con bailes, cantos y hasta sangre de un gallo negro. Pero, nuevamente, las mujeres llevaban la peor parte: la hoguera podría ser su destino compartido.

Ahora, vamos al Lejano Oriente. ¿Estás listo para equilibrar tus humores corporales con una dieta extravagante y ungüentos apestosos? ¡Eso es lo que te esperaba en esa región! Si viajabas a la India, te habrían recomendado hierbas y posturas de yoga para curar tus males. En China, se valían de cuernos de rinoceronte, huesos de tigre y otros ingredientes exóticos, aunque muchos animales ya estaban extintos. Cada tribu y cada imperio tenía sus propias tradiciones de curación, desde los chamanes siberianos hasta los curanderos amerindios. Algunas prácticas funcionaban, pero otras eran una sentencia de muerte.

¡Pero ahora volvamos al presente! La forma en que abordamos los problemas emocionales ha cambiado radicalmente. Tu género y ubicación ya no importan tanto (excepto por algunas diferencias culturales menores). En cualquier lugar del mundo, seguirás protocolos similares y recibirás diagnósticos basados en pruebas científicas. A continuación, podrás elegir entre diversas terapias o recibir medicamentos fabricados por compañías farmacéuticas internacionales. ¿No te parece increíble? Incluso puedo realizar sesiones de terapia en línea con personas de diferentes países sin barreras idiomáticas. La tecnología está derribando obstáculos día a día. Pero, advierto, esta era podría quedarse obsoleta más pronto de lo que crees.

Hablemos ahora de los avances alcanzados con la inteligencia artificial. ¿Te has maravillado con mis sesiones de hipnosis profunda? En un estado de trance profundo, puedo condensar meses de terapia en cuestión de minutos. Pero, imagina lo que se logrará cuando los nanoprocesadores se conecten directamente a nuestras redes neuronales. ¡Los resultados serán espectaculares! Sin embargo, también es probable que muchos de nosotros quedemos desplazados y sin trabajo.

En cuanto al mercado laboral y al aprendizaje automático, es posible que la nueva generación se quede sin oportunidades de empleo, al menos tal como los conocemos. Pero no hay motivo para alarmarse. El mundo ya ha sobrevivido a revoluciones industriales y tecnológicas en el pasado. Y no debemos temerle al desarrollo de la inteligencia artificial. De hecho, es inevitable y, cuando se utiliza correctamente, puede mejorar y alargar considerablemente nuestras expectativas de vida (al menos para aquellos que puedan permitirse actualizar sus recursos). En lugar de temer a la inteligencia artificial, debemos estar atentos a las manos que la controlan. ¿Te conectarías a un ordenador si te dijeran que puede borrar todos los traumas de tu infancia en cuestión de segundos? ¿O si te prometieran reprogramarte para superar adicciones, dejar de sufrir por amor, hacer ejercicio o controlar tus hábitos alimenticios? La inteligencia artificial, en manos adecuadas, tiene el potencial de brindar enormes beneficios. Imagina tener una memoria ilimitada, tomar decisiones más acertadas o hablar cualquier idioma que desees.

Sin embargo, aquí está el punto crucial: se trata de no ceder demasiado poder. Nuestros datos personales, gustos y preferencias valen millones en el mercado. Y si estás leyendo esto, no es por mera casualidad. Los algoritmos de Google, Facebook, Instagram o YouTube te han guiado en función de tus preferencias. Sí, esos macrodatos están observándote y te conocen mejor de lo que imaginas.

Mientras navegas por la web, compras en Amazon o Aliexpress, o lees noticias en tus redes sociales, esos algoritmos están discretamente supervisando y analizando tu comportamiento. Le dicen a Coca-Cola qué anuncio mostrarte y conocen tus preferencias entre una chica sin blusa o un chico descamisado. Incluso confiamos en Google Maps cuando nos dice: "Gire a la derecha".

Creo firmemente que las cosas están mucho más avanzadas de lo que nos dicen o aparentan. Pero, no puedo decir mucho más. No quiero enfurecer a los algoritmos y que me excluyan de tus resultados de búsqueda o, peor aún, que me sentencien a la hoguera.

En resumen, el pasado está lleno de prácticas curiosas y peligrosas para tratar los problemas emocionales. Hoy en día, gracias a los avances en inteligencia artificial, tenemos acceso a terapias y medicamentos más estandarizados. Sin embargo, debemos estar atentos y cautelosos con el uso de la inteligencia artificial, asegurándonos de que esté en manos responsables y éticas. Aunque nos maraville su potencial, no debemos olvidar mantener nuestro poder y proteger nuestros datos personales. Quién sabe qué deparará el futuro, pero lo importante es estar preparados y tomar decisiones informadas mientras navegamos por este mundo cada vez más conectado.